Con frecuencia escuchamos o mencionamos la frase Todo va a estar bien, con la intención de animar a quien enfrenta una situación difícil. Sin embargo, ¿alguna vez nos hemos detenido a pensar en quién estamos depositando nuestra confianza? 

La frase se vuelve mucho más significativa cuando nos la dice un niño de dos años. Luis Pablo, con tan solo un año de vida, fue diagnosticado con leucemia mieloide aguda m7, un tipo de cáncer muy agresivo, por lo que significó un reto para los especialistas. Siempre fue considerado un caso de riesgo que rompió todos los protocolos médicos.

La necesidad de conseguir donadores de sangre y plaquetas, motivó a sus padres a compartir su historia a través de las redes sociales, provocando un gran movimiento de amor y solidaridad en donde todos los involucrados comprendieron que al confiar plenamente en Dios y dejando todo en sus manos, tendremos la certeza de que Todo va a estar bien, porque lo que sucede forma parte de un plan perfecto.